El nombre Se ha discutido mucho el significado y origen de la palabra Guasave. Don Héctor R. Olea, sin dar más explicaciones le atribuye el significado de Sementera; Cervantes Ahumada el de Milpa en cerco; cuyo significado tampoco documenta. El historiador sinaloense Sergio Herrera y Cairo, por su parte, nos remite al libro Arte de la Lengua Cahita (1), escrito por el padre Juan Bautista de Velasco, SJ. a principios del siglo XVII para encontrar con que Huaza; tiene el significado de heredad y el vocablo ba; el de agua, por lo cual la traducción más documentada de Guasave debe ser Heredad-con-agua (Huazaba).....
La prehispania
Los antecedentes prehispánicos del municipio de Guasave, cuyo territorio está ubicado en la baja cuenca del río Petatlán, (denominado río Sinaloa por Pedro de Montoya en 1583), constituye uno de los enigmas más interesantes de la historia del noroeste de México, pues a lo largo de los últimos 50 kilómetros de esta corriente fluvial se han encontrado suficientes elementos arqueológicos para establecer que durante el período Azteca II de la civilización mesoamericana un pueblo de avanzada cultura de tipo agrícola se aposentó en una superficie no menor a las 20 mil hectáreas de este territorio.
El enigma arqueológico de Guasave
En 1938 el arqueólogo norteamericano Gordon F. Ekholm excavó un panteón precolombino en un punto distante 4 kilómetros al poniente de la ciudad de Guasave el cual fue registrado en los mapas arqueológicos de Mesoamérica como Sitio 117. El contenido de esta necrópolis permitió encontrar un resquicio para atisbar la civilización que precedió al pueblo yoreme y que habitó los fértiles campos guasavenses en un período que, basándose en la evolución de su cerámica, se ubica aproximadamente entre el año 800 y el 1250 de nuestra era. Con base en estos descubrimientos, Guasave, desde 1942, marca la frontera septentrional de la civilización mesoamericana. Las piezas arqueológicas de barro encontradas en los entierros son jarras, platos, tazones, ollas y bellamente decorado, algunos de los cuales presentan dibujos que han podido identificarse como similares a los mostrados en la cerámica de las culturas de la meseta central mexicana, incluyendo la teotihuacana, la tarasca y las culturas de Oaxaca e Hidalgo. Objetos de cobre, (cascabeles, anillos y placas), concha labrada, piedra y tejidos de algodón, forman un verdadero tesoro que muestra el adelanto de los ancestros guasavenses.
Entre los objetos encontrados, un jarrón, finamente labrado en alabastro es similar a otro encontrado en la isla de Sacrificios, Veracruz (2). Cuando las tropas hispanas llegaron por primera vez al Norte de lo que hoy es Sinaloa, se sorprendieron de la forma como los pobladores autóctonos cultivaban sus campos y tenían una estructura social claramente determinada, lo cual, cuatrocientos cincuenta años después pudo identificarse como la herencia cultural del antiguo pueblo que vivió en las márgenes del río Sinaloa y que, dedicándose a la agricultura como lo prueba la diversidad de objetos encontrados en el Sitio 117, especialmente su extraordinaria cerámica policromada, que solamente es posible que se haya elaborado en el seno de una civilización de alto nivel.
Los cahitas (Yoreme)
Las tribus que habitaban las planicies localizadas en la cuenca baja del río Sinaloa han sido clasificadas, por la estructura de las lenguas que hablaban a los pueblos de origen Yuto-azteca. Carl O. Sauer (3) afirma que la lengua cahita se hablaba desde el río Mocorito al la región de Cumuripa en el río Yaqui, basado en los testimonios de las cartas anuas jesuíticas, en el testimonio anónimo del juicio contra Nuño Beltrán de Guzmán, las cartas de relación del capitán Antonio Ruiz y la crónica de Baltazar de Obregón. El mismo Sauer anota que cinco leguas debajo de la Villa de San Felipe y Santiago de Sinaloa, vivían los guasaves cuyo idioma difería, pero que sus intérpretes entendían sin muchas dificultades, de lo cual se deduce que simplemente hablaban un dialecto del cahíta.
Aquí cabe una aclaración: los pobladores autóctonos el valle del río Sinaloa fueron llamados cahítas; por los conquistadores españoles, pero sus descendientes, los indígenas que actualmente habitan en el norte de Sinaloa rechazan esta denominación y declaran que el auténtico nombre de su pueblo es el de yoreme. Existen muchas versiones acerca de esta tribu, lo cierto es que el padre Martín Pérez, S. J. Nombró a Guasave (1592) pueblo de visita de la Misión de Nío (4) , lo que nos habla de una comunidad integrada a la administración de la Compañía de Jesús.
Grupos Étnicos
En nuestro municipio existen 23 grupos indígenas organizados, todos de origen mayo. Estos grupos están perfectamente identificados y su dirigencia es reconocida por el Instituto Nacional Indigenista. Sobresalen los grupos indígenas de las comunidades de Las Culebras, Bachoco, Juan José Ríos, Nío, La Trinidad, Los Angeles del Triunfo, El Varal, etc.
De acuerdo a los resultados que presenta el II C
onteo de Población y Vivienda del 2005, en el municipio habitan un total de 2,371 personas que hablan alguna lengua indígena1.
Primeros españoles en el territorio de Guasave.
No existe prueba documental, pero de acuerdo con las fechas en que la expedición enviada por Hernán Cortés al mando del capitán Diego Hurtado de Mendoza (emparentado con el primer virrey de México don Antonio de Mendoza) salió de Acapulco bordeando el litoral sinaloense, los primeros españoles deben haber estado en las tierras del Petatlán alrededor del año de 1532 (5), sin embargo, habiendo perecido Hurtado de Mendoza y demás autoridades de la expedición, no se pueden precisar fechas (6) y aunque Sauer (7) nos dice que el primer español que tuvo contacto con los naturales de las tierras sinaloenses al norte de Culiacán valle del río fue Juan de Samaniego alcalde del conquistador de Sinaloa de Nuño Beltrán de Guzmán, tuvo que venir tropa al mando de Diego de Guzmán ya bien entrado el año de 1533 para tener una fecha cierta y, en 1536, con la llegada de Álvar Núñez Cabeza de Vaca a tierras sinaloenses (8) puede tenerse la seguridad de que Bamoa fue la primera población fundada en las márgenes del Río Sinaloa poblada, por cierto, con el grupo de indígenas névomes(*), es decir habitantes de la pimería baja, que acompañaban al célebre conquistador (9) Juan (o Lope) de Samaniego impuso el nombre de Petatlán;(**) al río que treinta años después, el capitán Pedro de Montoya, le cambiaría su denominación por la de Río Sinaloa al refundar la villa de San Felipe y Santiago de Sinaloa el 30 de abril de 1584.
Fundación de Guasave
Conforme las investigaciones históricas han avanzado, a raíz de los descubrimientos de nuevas pruebas documentales, se establece la probabilidad de que Guasave no haya sido fundado en 1595 sino en 1592, puesto que en la Relación de Juan Ruiz se reconoce la comunidad de Guasave como centro poblado dependiente de la misión establecida por los sacerdotes jesuitas Gonzalo de Tapia y Martín Pérez en San Felipe y Santiago de Sinaloa; poco después, lo cual es posible fechar que, unos dos años antes del martirio del padre Tapia a manos de Nacaveva, el padre Martín Pérez creó la misión adlátere de Nío como Pueblo de misiones; el cual tenía a Guasave y Tamazula como Pueblos de visita (10).
El antecedente histórico de este dato es el siguiente: el 6 de julio de 1591, llegaron a la villa de San Felipe y Santiago de Sinaloa los padres Gonzalo de Tapia y Martín Pérez, S. J. según relata el escribano Antonio Ruiz los cuales de inmediato resolvieron Luego se repartió entre los dichos padres la visita y conversión de estos naturales, el padre Gonzalo de Tapia se fue a Ocoroni y el padre Martín Pérez tuvo a su cargo el Opochi y los puestos de este río Cubiri, Petatlán y Bamoa y habiendo visto bien el padre Gonzalo de Tapia los puestos de este río y los de Ocoroni, resolvió hacer casa y asiento en Ocoroni. El padre Tapia fue a México y dejó encargada la misión al padre Pérez a quien auxiliaron los padres Juan Bautista de Velasco y Alonso de Santiago, todos pertenecientes a la Compañía de Jesús, según relata el escribano Ruiz. La noche del 10 de junio de 1594, el padre Gonzalo de Tapia, SJ. murió a manos de un cacique y brujo llamado Nacaveva y el padre Martín Pérez, S. J., se hizo cargo de la misión de Sinaloa, recibiendo poco después el auxilio de los SS. JJ. Hernando de Santarén y Juan Bautista de Velasco, para entonces, el padre Pérez ya había establecido su pueblo de misiones en Nío.
Cortesía del H. Ayuntamiendo de Guasave